NOTAS
Parte I
El compositor inglés Thomas Morley, uno de los más importantes del renacimiento, fue el discípulo más aventajado de William Byrd. Fue caballero de la capilla Real, también un notable teórico (Sencilla y fácil introducción a la música práctica, 1597) y un influyente editor. Es muy conocida su obra madrigalista, frecuentemente interpretada, pero lo son menos sus composiciones de temática sacra. La única fuente musical de Nolo mortem peccatoris se encuentra en la British Library, y el texto que aquí se interpreta aparece en un manuscrito de la catedral de San Pablo, en la que Morley fue organista a partir de 1590. El manuscrito, datado en 1540, está atribuido a John Redford, organista de la catedral en esa época.
Tomás Luis de Victoria, posiblemente el mejor compositor español de todos los tiempos, nos describe la Anunciación de María en uno de sus más bellos motetes. Un exultante aire triunfal, conseguido con su sereno clasicismo, es el que nos transmite Haydn en su Du bist’s, dem Ruhm und Ehre gebüret.
Las composiciones del organista y compositor francés Maurice Duruflé muestran la influencia de Ravel, Fauré, Debussy y Dukas, así como de la liturgia del canto llano. Un claro exponente lo tenemos en los bellos y conocidos «Cuatro motetes sobre temas gregorianos, op. 10» a los que pertenece este Tantum ergo en el que, sobre la conocida melodía original de canto llano del Pange Lingua cantada por la sopranos, las restantes voces tejen una bella estructura canónica. Le sigue el conmovedor motete O crux, ave spes unica (Madrid, 1804) del importante compositor y guitarrista español Fernando Sor, en estilo polifónico italiano —casi del s.XVII—. Su depurado clasicismo le venía de su aprendizaje en la escuela de los Cererols, Martí, Viola,… con los que estudió desde que ingresara a temprana edad en la escuela de niños cantores del monasterio de Montserrat. El Kyrie de Agustín Sánchez fue compuesto en septiembre de 1998 como el inicio de un proyecto de Misa.
Rachmaninov compuso sus Vísperas, op. 37 claramente influido por la figura de Chaikovsky, el primer autor ruso al que se le permitió componer música religiosa para ser interpretada en una sala de conciertos. Hasta entonces dicha práctica estaba prohibida, ya que la influencia del censor musical Dmitri Bortniansky se encontraba aún muy presente en la actividad musical y religiosa. Chaikovsky rompió por primera vez con la prohibición cuando se le permitió interpretar en público su Liturgia de San Juan Crisóstomo en 1879. Desde entonces numerosos autores rusos siguieron el mismo camino, entre ellos Rachmaninov. Las Vísperas fueron compuestas entre enero y febrero de 1915 y están compuestas por cantos de tipo Znamenny y Kiev en su mayor parte. Consta de quince números, de los cuales el Bogoroditse Dyevo, Raduysa es el equivalente ruso a nuestro Ave María.
Agustín Martínez